El domingo recibí una de las noticias más duras que alguien puede recibir. Estás fueron sobre el asesinato de un ser querido. Al principio no lo creí. Con mucho dolor indague con los familiares y amistades, pensé, “no puede ser verdad”. Sin embargo, era verdad. Desde ese día muchas de mis amistades me han etiquetado en las fotografías de mi querido Nino Emil Ramos, muchos han expresado su dolor, y yo me he quedado anonadada, en el silencio… Llorando, destrozada, sin consuelo y sin poder creerlo. Estoy horrorizada con lo que sucedió. Tanto ha sido mi estupor que por cuatro días no he podido pensar ni actuar coherentemente. Nino Emil, tú partida me ha dejado con una soledad, un vacío y un dolor intenso…
Es por este medio que deseo enviar mi más sentido pésame a sus familiares y amistades.
Yo les quiero contar un poco del Nino Emil Ramos que yo conocí y amé.
Nino Emil Ramos era un buen hijo. Amaba a su madre y a su padre. Se quedó en Honduras para ayudar a su papá con los negocios familiares. Era trabajador y luchador. Era buen hermano. Nino Emil era nítido, un ejemplo claro era cuando arreglaba su cama, como tuvo entrenamiento militar durante su colegio, Emil dejaba su cama como si una plancha hubiese pasado por ella. No sé si era así todo el tiempo pero la mayor parte de las veces su cuarto siempre estaba regio y su cama perfectamente arreglada.
Emil era espléndido con todo el mundo. Yo lo conocí bailando. Gracias a Nidya Zelaya él llegó a la Fundación Danza Libre, y juntos bailamos en Aladino, obra dirigida por el profesor Héctor Durón. Además de su disciplina, entusiasmo y dedicación a mí me cautivo su interés y disposición en ayudar. Emil prestaba su compañía, tiempo, su carro para jalar sillas, gente, hacer mandados, él en varias ocasiones era lo que solemos llamar el Cachimberman. Y lo mejor lo hacía de corazón. Era justo lo que dije, espléndido. Si salías con él, Nino invitaba.
Nino era respetuoso. Recuerdo verlo saludar a sus mayores en Progreso y siempre lo hacía con mucho respeto. A mi mamá siempre la llamó señora Melba. Al mismo tiempo por sus vivencias él podía entablar conversación con personas de todas las edades. Desde mi primita Ariana cuando era una bebita hasta con mi querida mamá.
Yo conocí dos primas de Nino, Nidia y Diana. Él las quería mucho a ambas. Con Diana fuimos a Tela y cuando la conocí era modelo. Muy guapa, muy alegre. Nino la quería mucho, ellos dos se traían alegría en la vida de ambos.
La vestimenta de Nino, pese a su blancura extrema lo hacía verse monumental y guapo. Su único defecto era que las zapatillas que utilizaba normalmente tenían talón y el solía aplastar esa parte del zapato para utilizarlos a su estilo, destalonado.
Su maleta de gimnasio y/o danza era grande y normalmente pesaba más de lo normal. Muchas veces era muy pesada porque a Nino le gustaba leer. Él no era muy amante de la ficción su selección de libros era normalmente biografías o historia. Recuerdo una discusión profunda sobre Mata Harí y como el efusivamente citaba el libro que tenía en sus manos.
Nino estudiaba Administración de Empresas para obtener su licenciatura. Sin embargo, el llevaba muchos años ejerciendo en las finanzas de su negocio familiar y muchas de las clases que llevaba le parecían redundantes y poco aplicables en la realidad.
Cuando yo empecé a bailar, mi compañera Libni Ayala, me dijo, una vez que empiezas a bailar, si te gusta, nunca lo puedes dejar. Eso le pasó a Nino. Ahora él tenía tres caminos por los cuales tenía que recorrer, ser estudiante, negociante o bailarín… Un día me dijo: “Jimena, quiero dedicarme solo a bailar, no quiero seguir perdiendo mi tiempo en la universidad”. Yo le dije Nino hace lo que te haga feliz.
Como muchos negocios en Honduras, el de la familia de Nino cerró tiendas y solo quedó la de Progreso. Estuvimos separados por unos años en ubicación pero no de corazón. Cuando regresé a Honduras pasamos la víspera de año nuevo en Ceiba junto con mi mamá.
Nino se dedicó a bailar. Se integró a diferentes compañías, incursionó en contemporáneo, belly dance entre otros y viajó a varios países centroamericanos. Luego conoció a una nueva familia que lo hizo muy feliz “Adagio Studio”, doña Alma y Tiffany, quienes recibieron a Nino con corazón abierto. Junto con ellas Nino logró bailar, mejorar su técnica de ballet, organizar talleres como el de Sadie Marquardt y Ranya Renee, realizar obras en el Teatro Saybe. Nino se volvió una referencia de la danza en San Pedro Sula. Nino Emil viajó a Cuba junto con sus compañeras de Adagio Studio. También se convirtió en profesor de ballet y belly dance y sus alumnas lo querían y respetaban.
Nino me ayudó y participó en varias de las funciones de Joyas del Desierto y fue una inspiración para mis alumnas al mismo tiempo que para mi fue un honor ver su progreso en escena. Esto porque al principio Nino cuando bailaba belly dance por muchas razones bailaba con una máscara y luego logró enseñar su bello rostro. En el show Tan Solo por Amor inicialmente llamado La Boda de Jade, compartimos escenario con Ludibeth Juárez, CAOS, Grupo Mar, Claudia Sánchez, Equilbrium entre otros. Vean las fotos abajo.
Lamentablemente en Honduras hay bien poco apoyo para el arte y los artistas. Como bailarín no se puede tener la vida soñada, carro, casa, buenos restaurantes etc. Es por eso que la mayoría de los bailarines siempre tienen un segundo trabajo. Y sinceramente las personas que solo se dedican a la danza son admirables y tienen los puestos de directores o dueños de negocio, aun así es difícil. Nino peleaba con esto, hacer lo que amo o generar ingresos que me den los lujos a los que estoy acostumbrado.
Aun así Nino siguió luchando y tuvo la felicidad de viajar a Europa con su mamá y hermano. La última vez que lo miré, yo pasé por San Pedro Sula por trabajo. Lo llamé de última hora pero aun así decidió pasar por el hotel y dejarme los regalos que nos había traído a mi mamá y a mí, un abanico y un chal, hermosos. Allí le confesé que me venía para Estados Unidos y nos despedimos con mucho amor como solíamos hacer.
Nunca imaginé que este beso sería el último beso que te daría.
Yo estoy de luto, Honduras está de luto, la danza está de luto, pero por mientras yo tenga vida no dejaré que tu memoria se pierda, siempre estarás en mi corazón, siempre te mencionaré y contaré sobre tu grandeza.
Tuve el privilegio de conocerte y la bendición de llamarme tu amiga… ¡Te amo Nino Emil! El cielo ha ganado un angelito más… Ahora dame una mano para seguir entregando mi corazón y lograr traer luz a este mundo tan oscuro…